Esta es por lejos la experiencia más freak en mi vida como pañalero. Les cuento, soy el típico ab/dl con perfil (alternativo) de facebook, de vez en cuando comento alguna que otra publicación y hasta hace unos años jamás pude usar pañales ab/dl. Hasta ahí todo normal... claro.
Resulta que hace un par de años, después de una larga cesantía, conseguí trabajo en una oficina. El ambiente era el típico, valga decir, gente pretenciosa, competitiva e incluso miradora en menos.
Pero entre tanta podredumbre existía un ángel, mi jefa. Una joven preciosura de grandes atributos, nalgas fuera del rango normal, cuestión que me tenía loco, y como si fuera poco, tan tierna y maternal que querías llegar a dormir en sus pechos.
Desde el primer día me fijé en ella, buscaba escusas para hablarle y luego ella empezó a buscarlas también, hasta que el coqueteo se hizo una rutina que derivó en cierta confianza. Entraba a su oficina cuando quería, la adulaba y de vez en cuando la abrazaba con la excusa de que era una gran jefa.
Como paréntesis, un día de aquellos, en un descuido suyo mientras se agachaba pude ver bajo su vestido. Vi unas bragas blancas enormes, que si bien no me parecieron sexys en lo absoluto, del solo morbo tuve que correr al baño a masturbarme. Desde ese día tenía al menos una erección diaria de solo pensar que ella estaba cerca.
Bueno, siguiendo con la historia, es cultura de oficinista saber que lo que compras por internet pides que te llegue a la ofi. En un día de aquellos, sumiso a la rutina de confianza que forjé con mi jefa, al entrar a su oficina vi que había una caja sobre su escritorio que a todas luces se trataba de algún envío de compra, pero no se podía apreciar lo que era. Sin embargo, la curiosidad era tal que estuve casi todo el día pendiente de si abría la caja, cosa que no sucedió hasta bien entrada la tarde cuando ya era casi la hora de salida. Esperé algún ruido que indicara que ya estaba abriendo la caja y entré a su oficina como hacía casi todos los días, solo que esta vez fui casi de sorpresa.
Cuando entré, el mundo se detuvo por un momento, ella me miraba atónita mientras en mi cabeza comenzaba a asimilar lo que comenzaría a ser la mejor experiencia de mi vida. La encontré con las manos en la masa, un transparente paquete de pañales para adultos con los diseños más exquisitos que hubiese visto jamás. Animalitos, soles y estrellas me hipnotizaron hasta llegar al borde de la locura.
Ella sonrojada y tartamudeando no fue capaz de explicar nada. Lo único a que atiné fue a cerrar la puerta tras de mi y quedamos los dos solos, mirándonos. Le dije, con la mayor naturalidad que logré reunir, "Vaya, con que eres un bebita". Aun sin poder volver a la normalidad, tan sorprendida como en el segundo uno, me respondió "No puedes decirle esto a nadie".
¡Ahora todo me calzaba, su enorme trasero hipnótico y sus bragas gigantes blancas siempre fueron un pañal!
"Jamás había visto en persona pañales de adulto bebé" le dije. Al parecer aun no comprendía mi indirecta, por lo que tuve que recalcar "Yo también soy AB/DL". Por un leve segundo vi como su cara comenzaba a relajarse y después de un largo silencio incómodo me respondió "Estaba a punto de amenazarte, si decías algo te iba a acusar de que todos los días vienes a mi oficina a mostrarme tu erección", se río. "No creí que fuera tan evidente" le respondí y devolví la sonrisa. "La verdad es que me tienes como loco desde que llegué, pero este secreto era algo que jamás podría haber imaginado".
Le ayude a ocultar su tesoro con llave y luego de eso nos dimos un tierno beso de cómplices. "Sabes..." me dijo "no estaría mal que un día de estos juguemos con nuestro tesoro bebé"... y así fue como comenzó la mejor experiencia de mi vida, pero será otro cuento.